El Mediterráneo

El universo mediterráneo, es decir, el norte de África y el sur de Europa (Egipto, Grecia, Creta, Roma, Venecia), ha dado forma a lo que llamamos civilización occidental, originada en Sumeria (lo que hoy es Irak) hace seis mil años, y luego expandida al norte de África y al sur de Europa. La costa mediterránea, bendecida por el buen clima, temperaturas suaves y tierras fértiles, facilitó el crecimiento de muchas civilizaciones. En ellas se producía una amplia gama de productos para el hogar, muebles y electrodomésticos, relojes y artefactos, bastante similares a muchos productos fabricados entre los siglos ^XV y ^XIX .

De muchas maneras, en el apogeo de la cultura romana, alrededor del año 200 a. C. (en la época de la República), y durante cinco siglos más, hasta la conquista de lo que hoy es Baviera, se producía una gran cantidad de productos con técnicas industriales bien establecidas. La caída del Imperio Romano produjo un vacío que solo un puñado de monasterios, gestionados por el recién fundado Estado Vaticano, lograron mantener, transmitiendo el conocimiento existente (matemáticas, geometría, historia, literatura) de generación en generación gracias a copistas profesionales dedicados, llamados escribas. Nuestro homenaje a ellos, quienes guardaron anónimamente el conocimiento adquirido desde la antigüedad hasta el Renacimiento, cuando pronto las máquinas de imprenta comenzaron a facilitar la preservación y divulgación de textos y, pronto, de libros.

Todo ese conocimiento milenario se desvaneció principalmente por el paso del tiempo, incluyendo la pérdida de la Biblioteca de Alejandría, donde se conservaban hasta 400.000 manuscritos y rollos de papiro. Hasta donde sabemos, era la mayor colección de conocimiento sobre el mundo antiguo. El papiro documentaba historia, filosofía, artes y tecnología antiguas, desde fuentes que se remontan incluso a la época sumeria. Solo sobrevivieron unos pocos cientos.

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